Guatemala es un país de Desarrollo Humano (DH) medio con indicadores por debajo de los promedios latinoamericanos. Las trayectorias históricas de sus índices de desarrollo humano indican que sus avances se fueron ralentizando desde mediados de la década anterior, particularmente en las dimensiones educativa y de nivel de vida.
El Índice de Desarrollo Humano (IDH) es un índice compuesto por indicadores de educación, salud y nivel de vida que, mientras más se acerca a 1, mayor es el desarrollo humano del país o territorio al que se refiere.
La pandemia del COVID-19 que afecta Guatemala desde marzo 2020 fue enfrentada en un contexto de desigualdades socioeconómicas y debilidades de larga data en la cobertura de servicios sociales básicos. Esos problemas estructurales están relacionados con varias de las diferencias en las afectaciones de esta crisis entre los ciudadanos.
De igual modo, contrasta la disminución moderada del crecimiento económico del país en 2020 y su fuerte recuperación en 2021 con la dificultad de las personas en situación de pobreza y de un porcentaje elevado de mujeres para recuperar ingresos y condiciones de trabajo similares a las existentes antes de la pandemia. Durante la pandemia, se visibilizaron también diferencias en el acceso a servicios que ya son determinantes para el desarrollo humano futuro, como es el caso de los relacionados con las tecnologías digitales.
Un panorama nacional del desarrollo humano en Guatemala
El desarrollo humano tiene que ver con la ampliación de las oportunidades para que cada persona pueda vivir una vida que valore. Para ello, es fundamental desarrollar ciertas capacidades humanas básicas que permiten que las personas puedan cumplir cabalmente sus objetivos personales y colectivos. El Índice de Desarrollo Humano (IDH) sirve para medir y evaluar esas capacidades, está compuesto por indicadores de educación, salud y nivel de vida que, mientras más se acerca a 1, mayor es el desarrollo humano del país o territorio al que se refiere.
Gráfica 2.1 El IDH de Guatemala creció en las últimas décadas pero se desaceleró desde el 2015
Índice de Desarrollo Humano y sus dimensiones (1990-2019)
Fuente: PNUD-HDR con base en UNDESA, BM, UNESCO y estadísticas oficiales nacionales
Como se muestra en la gráfica 2.1, el IDH de Guatemala tuvo un desempeño relativamente acelerado desde el año 2000 hasta el 2015, en parte por la aplicación de algunas políticas posteriores a los Acuerdos de Paz (firmados en 1996) que aumentaron el gasto y la inversión social. No obstante, a partir de 2015, se ha producido una ralentización del índice, principalmente por el estancamiento en la calidad y cobertura del sistema educativo entre 2015 y 2019.
En 2019, última medición realizada antes de la pandemia del COVID-19, ese índice alcanzó un valor de 0.663, que lo coloca ligeramente por encima del índice promedio de los países de desarrollo humano medio y bastante por debajo del nivel prevaleciente en América Latina y el Caribe. Solo Nicaragua, Honduras y Haití tienen un desarrollo humano más bajo en la región, como se muestra en la gráfica 2.2.
Gráfica 2.2 En América Latina solo Nicaragua y Honduras tienen menor desarollo humano que Guatemala
Fuente: PNUD-HDR con base en UNDESA, BM, UNESCO y estadísticas oficiales nacionales
Aunque no se cuenta con datos definitivos para el periodo 2020-2021 por la dificultad para recolectar estadísticas durante la pandemia, a nivel global se estimó que, por primera vez desde su primera publicación en 1990, el IDH iba a decrecer a escala mundial en 2020. Ese comportamiento tiene que ver con el evidente aumento de la mortalidad por la propagación del virus por COVID-19 (que tuvo una incidencia negativa en la esperanza de vida de la población), con las pérdidas en capacidades educativas asociadas a la suspensión de servicios de educación y con la contracción que sufrieron todas las economías a escala global en 2020 (derivada de las restricciones a la movilidad que fueron impuestas para prevenir el contagio virus). Estimaciones preliminares indican que ese índice podría reducirse en alrededor de 1% en 2020.
Gráfica 2.3 Por primera vez desde que se mide, se estima que el IDH caerá en Guatemala por la crisis del COVID-19
Fuente: elaboración propia con base en PNUD-HDR y estimación con base en información oficial
Más allá de la coyuntura pandémica a nivel global, el desarrollo humano de Guatemala se caracteriza por dos rasgos estructurales de largo plazo: a) un importante desequilibrio entre sus logros económicos a nivel de indicadores macroeconómicos que contrastan con un desarrollo social que avanza lentamente, y b) la persistencia de importantes desigualdades en indicadores clave de bienestar entre los diferentes segmentos sociales y territorios que componen el país. Esas inequidades históricas afectan particularmente a las mujeres, a los indígenas y a las personas con menores ingresos.
Como se observa en la gráfica 2.4 y según la data global de 2019 publicada en el IDH, la pérdida de desarrollo humano promedio debido a la desigualdad alcanza el 20.4 % a nivel global. América Latina es una de las regiones más desiguales con una pérdida del 22.2 %, y Guatemala tiene la pérdida más alta de Centroamérica, con 27.5 % -principalmente en los indicadores de ingresos y educación-. Por lo que, ya antes de la pandemia, las dimensiones económica y educativa del desarrollo humano mostraban importantes brechas.
Gráfica 2.4 Guatemala es el país latinoamericano con mayor pérdida de IDH por desigualdad (27,5%)
Porcentaje de perdida del IDH por desigualdad en países y regiones seleccionadas (2019)
Fuente: PNUD-HDR, con base en datos distribucionales dentro de los países y cálculos basados en índices de Atkinson
En el marco del análisis del desarrollo humano, en este INDH se elaboró un Índice de Privaciones Multidimensionales Municipal (IP-M) para el 2018, que refleja las privaciones/carencias de los hogares en la calidad de la vivienda, en el empleo, en los logros educativos, en el acceso a servicios básicos de agua, saneamiento y energía, y en tecnología para los 340 municipios que componen el país. Una novedad de este indicador fue que se incluyó una dimensión de «acceso a la tecnología», en la que se considera un hogar con carencias al que no tiene acceso a internet y/o a una computadora.
Entre los datos más destacados está que el 63 % de los hogares guatemaltecos censados en 2018 tendría un nivel de privaciones multidimensionales superior al umbral mínimo. Al analizar cada una de las dimensiones que componen el IP_M se ve que el 76 % de los hogares no tendría acceso a tecnología y que el 71 % tendría privaciones en educación y un 42 % en calidad de vivienda.
Gráfico 2.5 Más del 70% de los guatemaltecos sufren al menos una privación en alguna dimensión del desarrollo humano
Porcentaje de hogares que tienen privaciones en dimensiones del IP-M (2018)
Fuente: elaboración propia con base en datos del Censo de Población y Vivienda 2018
El IP-M varía de 0 a 1: mientras este índice se acerca más a 1, mayor es el nivel de privaciones/carencias que tiene el territorio o segmento social analizado. El IP-M es de 0.32 para todo el país, pero presenta diferencias grandes entre las diversas poblaciones: su valor en las zonas rurales y entre la población maya y la población Xinca es casi el doble que el existente en las zonas urbanas. Por otro lado, la población urbana, ladina, afrodescendiente y garífuna tiene relativamente menos carencias que la media nacional.
Gráfico 2.6 El Indice de Privaciones Multidimensionales es 0,32 para Guatemala, pero hay grandes diferencias entre las varias poblaciones que componen el país
Índice de Privaciones Multidimensional (IP-M) con sus componentes (incidencia e intensidad) y para varios grupos (2018)
Fuente: elaboración propia con base en datos del Censo de Población y Vivienda 2018
Las diferencias de desarrollo humano entre hombres y mujeres
En cuanto a las diferencias entre hombres y mujeres, Guatemala tiene según los datos de 2019 desigualdades de género en desarrollo humano y en empoderamiento por encima de los promedios regionales y mundiales. En el caso del índice de desigualdad por género (IDG) del PNUD, el país tiene el valor (0.479) más alto de América Latina. Esas desigualdades son particularmente importantes en el ámbito económico, tanto en el ámbito de los ingresos como de la participación laboral, en las condiciones marcadamente desfavorables que enfrentan las mujeres en salud reproductiva y en la reducida participación de las mujeres en la política.
Detrás de esos promedios, las desigualdades de género se refuerzan aún más en territorios y en poblaciones específicas. Hay personas que acumulan condiciones de desventaja de diversa naturaleza que les generan una vulnerabilidad agravada.
Gráfico 2.12 Guatemala tiene el índice de desigualdad de género más alto de América Latina
Indice de Desigualdad de Género (IDG) en países de América Latina 2019
Fuente: PNUD-HDR con base en información de Naciones Unidas y estadísticas oficiales
Tendencias del desarrollo humano en tiempos de pandemia (2020-2021)
La pandemia del COVID-19 afectó a todo el planeta desde inicios de 2020 y sus impactos fueron importantes en casi todas las dimensiones del desarrollo humano. El PNUD observó a inicios de la crisis que esta situación era un gran reto para todos los países, pero particularmente en aquellos con elevadas desigualdades por clase, edad, género, etnicidad o estatus de residencia, en los cuales sus efectos podrían amplificar esas diferencias.
La investigación del INDH explora los efectos de la pandemia en algunas de las dimensiones importantes del desarrollo humano del país, enfatizando la comprensión de sus interacciones con las condiciones de desigualdad que existían antes de la pandemia y tratando de escudriñar algunas de las principales afectaciones futuras en ese ámbito.
La pandemia llega a Guatemala en un contexto caracterizado por grandes limitaciones en la disponibilidad de servicios sociales y por desigualdades socioeconómicas importantes. Limitaciones particularmente significativas, por ejemplo, en el sistema de salud que presentaba, antes de la crisis, grandes carencias y desigualdades territoriales en infraestructura, equipamiento, acceso a medicamentos y personal de salud.
Como en todo el mundo, el COVID-19 puso a prueba los sistemas de salud y los esquemas de protección social existentes. En los siguientes meses y años después de los primeros contagios, se tuvo que actuar en contextos de emergencia y con alto grado de incertidumbre frente a una enfermedad desconocida y cuyas secuelas era difícil prever.
En el caso de Guatemala, el gobierno fue mejorando paulatinamente las capacidades de atención del sistema de salud, se establecieron estrategias para que algunos servicios de educación sigan funcionando después del cierre de las escuelas para prevenir la enfermedad, brindando, por ejemplo, opciones de educación a distancia, se ampliaron los programas de protección social basados en transferencias monetarias y en alimentos y se ejecutaron acciones para apoyar a trabajadores formales, empresas y emprendimientos del impacto negativo de las restricciones a la movilidad que se implementaron en la primera etapa de la crisis. El financiamiento de esta respuesta implicó un apreciable esfuerzo fiscal de parte del Estado.
El despliegue de varias de esas políticas fue afectado por las marcadas desigualdades en desarrollo humano descritas anteriormente. Por ejemplo, la rapidez del proceso de vacunación contra el COVID-19 estuvo muy relacionado con la disponibilidad de infraestructuras y servicios sociales en el territorio. Los municipios con un índice de desarrollo humano más bajo fueron los que se retrasaron más en ese importante proceso. De igual modo, aunque existían opciones para la educación a distancia, la calidad del aprendizaje habría sido muy diferente debido a las grandes brechas existentes en el acceso a tecnologías digitales entre zonas rurales y urbanas, o entre hogares con diferentes condiciones socioeconómicas. Esas desigualdades en el aprendizaje, por su importancia, requerirán de un esfuerzo particular de nivelación en el futuro para que no refuercen las desigualdades que ya existían antes de la pandemia.
Gráfico 2.18 Las personas con menor escolaridad sienten que sus ingresos disminuyeron más que los que tienen más escolaridad
¿Cuánto se redujeron sus ingresos después de la pandemía? – EPC noviembre 2021
Fuente: Elaboración propia con base en datos de encuesta EPC-2021 (noviembre 2021)
Gráfico 2.19. Los guatemaltecos tienen menos acceso a dispositivos para acceder a internet, particularmente las personas con menor escolaridad y que viven en zonas rurales
Fuente: elaboración propia con base en ETAF-II junio 2021
En el ámbito económico, el país tuvo un buen desempeño en términos de crecimiento económico agregado y recuperación macroeconómica. Esa resiliencia le permitió financiar el significativo esfuerzo fiscal que implicaron las acciones de emergencia durante la primera etapa de la pandemia. Al contrario de otros países de América Latina, los niveles de empleo previos a la crisis se recuperaron más rápido en Guatemala, sin embargo, muchos trabajadores, particularmente mujeres y personas con baja escolaridad, volvieron a la actividad con ingresos más bajos y en condiciones laborales deterioradas. Por ejemplo, en el gráfico X.X ante la pregunta: ¿cuánto se redujeron sus ingresos después de la pandemia?, las personas con menor escolaridad expresaron que sus ingresos disminuyeron más que los otros segmentos.